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| El fuego romperá mis cadenas de esclavo... | |
| | Autor | Mensaje |
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Centraidy
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| Tema: El fuego romperá mis cadenas de esclavo... Miér Sep 18, 2013 10:13 pm | |
| "....Clik........ ......clik....."Un sonido repetitivo que penetraba en mis oídos y hacía que mi cabeza retumbase en un agudo dolor. Un olor fuerte a hierro invadía mi olfato al igual que mi paladar, apretando los labios podía saborear ese mismo hierro oxidado que penetraba toda la sala. "..................Clik..... ...clik..... ..clik............"La sangre seguía repiqueteando contra el suelo emitiendo ese sonido, resbalaba por mi frente y mi rostro hasta caer al suelo, la que no se perdía por mi cuello. Notaba los músculos entumecidos, hacía horas... días... que no me movía. Aquellas cadenas me lo impedían, dejándome colgado de la pared y manteniéndome de rodillas contra el suelo. Cerré los ojos con fuerza y una imagen me golpeó en la cabeza arrastrando un recuerdo que ya viví. "-... Yngrîd no tenía razón... Se porqué estoy en Catedral... al menos en aquella ocasión que me preguntó, otra cosa es que no pudiese contestarle. -Esos ojos me miraron, intentando encontrar una respuesta, sabiendo que no hacía falta que me preguntase. -No pongas esa cara... te prometo decírtelo antes de irme...
-Solo hay una forma de romper esas cadenas... lo dijiste, si vas... morirás para liberarte de ser esclavo... No quiero saber el motivo... porque si no vuelves.. se que me dolerá... -Cuando quise enfocar mejor ese rostro un nuevo golpe me sacó de mis pensamientos".Un latigazo tras otro me hicieron recuperar la consciencia de nuevo y la sangre volvió a correr por mi espalda. -¡Contesta! -Alzó de nuevo el látigo el castanic que agarraba mi pelo para luego soltarlo con violencia y golpear de nuevo con el látigo en carne blanda. -J...Jódete... -Le contesté escupiéndole en la bota. Golpeó con rabia mi rostro haciendo que rebotase contra uno de mis brazos alzados por las cadenas, otra imagen volvió a mi mente. "Me transporté a un campo de hierba fresca, tumbado sobre esta notaba algo rozar un asta de mi cornamenta mientras me hablaban, oía también reír pero no lograba recordar que me decía esa voz.
Sí notaba aquellos dedos jugar entre los míos, una sensación totalmente nueva para mi, caricias... la hierba, el cielo, la libertad...
-¿Esto es la libertad...?. Las últimas horas de mi vida siendo libre... Gracias por mostrármela.
-Es tu momento... haz lo que te apetezca hacer, lo que realmente quieras... -La sombra del árbol tapaba de nuevo ese rostro, aún así recuerdo que me acerqué y..."Un golpe sonó en la sala, la puerta de había abierto y entró aquel hombre... -¿Ya te ha dicho dónde está...? -Preguntó el hombre que recién había entrado, sabía quien era... esas ropas de noble pulgoso le delataban, era el padre de Jali. -No, señor... me está costando más que la última vez. El padre de Jali se acercó a mi, cogió mi mentó y me hizo mirarle cara a cara. -Dime donde está mi hija... Centraidy... tenías unas órdenes que seguir. -Ya te lo he dicho... no soy esclavo de nadie... ya no... -¿Para que has venido entonces...? -Porque me queda honor... -¡Desatadle! -Ordenó a los centinelas y prestos estos quitaron el seguro de las cadenas pero dejándome engrilletado. -Ya no me eres de utilidad... pero tranquilo, tarde o temprano se encontrará perdida y volverá a mi... -(¿Habré muerto para nada?). -Me pregunté a mi mismo una y otra vez. -(Solo para liberarla de mi... ¿no volveré a...?) El último recuerdo que azotó mi mente debido a la pérdida de sangre fueron unos ojos suplicantes y una voz que me rogaba. "-Vuelve..."Algo cálido recorrió mi cuerpo, ¡tenía que volver!. El fuego se había prendido y ellos si se acercaban iban a quemarse. Despedí a uno de los centinelas de un codazo, el otro se llevó un rodillazo en el vientre. Por suerte los había cogido desprevenidos y antes que pudiesen salir de su aturdimiento agarré del cuello al padre de Jali con la cadena que había entre grillete y grillete. -Si os acercáis lo mato... El padre de Jali se asustó por un momento, yo también lo estaba, pero mi aliento acelerado denotaba que mi cuerpo desprendía un calor asfixiante y alzando las manos hacia los guardias les pidió calma. Lo saqué por la puerta de la mazmorra, por suerte solo era una caseta en las murallas de la casa incrustada, los demás guardias de la casa tenían otras cosas mejores que hacer que los que estaban de turno como aquellos dos. Antes de que diesen la alarma comencé a apretarlas cadenas contra el cuello de mi víctima. -¿Cómo se siente...?, igual que yo durante años... No podía respirar, solo se oían balbuceos del pobre desgraciado que estaba suplicando por su vida. Entre forcejeos cogió uno de mis cuernos y comenzó a tirar de él como si le fuese la vida en ello, pero yo estaba encegado, me daba igual que me lo arrancase. ¡CRACK! La punta del cuerno saltó y en aquel momento no notaba el dolor que me había producido ello. Poco a poco el cuerpo dejó de forcejear, ya habían dado la voz la alarma, no había tiempo. Con un giro brusco su cuello también se partió. Me agaché para recoger lo que era mio. Miré por un segundo el trozo que me había roto y lo apreté fuertemente en mi puño. -Es hora de volver... PD: Gracias a todos aquellos que me han brindado todo ese rol fresco y agradable hasta hoy ^^, he podido sacar personalidad de un mero esclavo y ahora tiene historia ahí para contar gracias a esos momentos que me habeis dado todos (:DD) PD2: Sí, el título es una frase que cierto Tormentillo me dijo en su día y se me quedó grabada, gracias!![/quote] | |
| | | Centraidy
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| Tema: Re: El fuego romperá mis cadenas de esclavo... Miér Sep 18, 2013 10:19 pm | |
| Fragmentos...Tan frágil como el cristal, como un espejo en el que te miras cada día y te sientes orgulloso de lo que ves, de lo que has aprendido, sueñas con lo que serás y deseas que sea eterno para no olvidarlo jamás. Hasta que mi puño lo rompió en mil pedazos, fragmentos de cristal cayeron al suelo o se incrustaron en mi piel, traspasándola y rasgando la carne, haciéndola sangrar. Mi mano tocó ese espejo quebrado, deslizándose por los trozos que habían quedado enganchados los unos a los otros, sin querer desprenderse para formar sobre su superficie mi rostro distorsionado. Así es como veía mis recuerdos... fragmentos desperdigados por el suelo, rotos, ensangrentados... capaces de enseñar todo lo que viví pero nublados por el líquido carmesí. Intenté recordar de nuevo... porqué decidí ser libre, que me impulsó a ello, porqué continúa esa cicatriz en mi estómago, aquella que el propio Exodias curó para devolverme a la vida... donde estaba ese fragmento de mi cuerno... La irá volvió a embriagarme, ¿por qué?, era tan sencillo como dejarlo pasar, si no estaban ahí era por algo pero... había perdido mi ser, todas esas preguntas importantes en mi vida no encontraban respuestas, ¿por qué...? Coloqué mis manos sobre mis propias rodillas, una de ellas estaba aún vendada peor era lo que menos importaba ahora, si no donde me hallaba. Un lugar curioso, exótico, una cabaña repleta de diferentes aromas que me relajaban, en mitad de un pantano. Ella me había llevado allí. Dicen que son unas pequeñas alborotadoras, pero bajo esa cara infantil las edades no pasan para ellas y con los años una gran sabiduría. -Es perfectamente una maldición.. -Confesó tras examinar los fragmentos de cristales que le llevé, donde ella me pudo observar con claridad. -Y solo hay una forma de recuperar lo que has perdido y romper esa maldición... -Habla... por favor... -Mis labios ya se habían secado, había estado horas hablando delante de aquella desconocida a la que muchos habían nombrado entre susurros. -Para completar tu mente... has de completar tu cuerpo... Cogí aire y lo dejé escapar lentamente, como si notase que con cada respiro se me escapaba un recuerdo más. No lo entendí, no a la primera. Salí de aquel lugar, quizás más confundido de como había llegado. Me llevé la mano a la frente, la froté con pesadez, me llevé por instinto la mano al cuerno que tenía roto, como la fea manía que había cogido y... estaba incompleto, faltaba un trozo. -Entonces... -Murmuré y pronto me giré sobre mis talones para entrar de nuevo a la cabaña y... la cabaña había desaparecido. | |
| | | Centraidy
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| Tema: Re: El fuego romperá mis cadenas de esclavo... Miér Sep 18, 2013 10:21 pm | |
| Recomponiendo pedazosLo que nos diferencia al resto de seres vivos no es nuestra capacidad de pensar... pues lo crea o no la gente hay razas mucho más inteligentes que la humana a las que las trata de inferiores solo por no tener su misma capacidad destructiva... (y no hablo de los castanics...) ... es nuestra capacidad de poder levantarnos por muy dura que haya sido la caída. Por eso, una vez abajo del todo, lo único que me quedaba era subir de nuevo. Las noches se hacían eternas, era cuando yo tenía que estar despierto velando por ella y dormir cuando volvía a amanecer. Aquello se sumó a mi falta de recuerdos, aquella maldición que me provocó unas pocas lagunas pero la que me dio más preguntas sin contestar y poco a poco me estaba volviendo loco al no obtenerlas. No solo eso, también se sumó la incapacidad de elegir, mis cadenas de esclavo se habían fundido, no recordaba por qué, ni para qué, ni por quien... pero ya no las tenía, las horas eran mías y no sabía que hacer con ellas. Toda una vida acostumbrado solo a obedecer órdenes y la sensación de libertad me estaba ahogando... Volví a la plaza de Velika, últimamente aquella ciudad era lo que me hacía pensar en el rumbo que debía tomar, la gente arriba y abajo se la veía siempre emocionada con su modo de vivir, tenía metas, sueños... yo quería tener uno. Una pequeña nubecilla de color grisaceo me hizo salir de mis pensamientos, ese olor era inconfundible así que por inercia mi cabeza se giró hacia la procedencia de ese humillo. Sentado en lo alto de la cornisa del centro de la plaza se encontraba el maestro Golliath, el único que por el momento había llamado mi atención de tal manera que cuando hablaba con él no recordaba el reparo que me daba hacerlo con el resto de la gente. Me acerqué a él, le saludé. Quien iba a pensar que ese momento iba a ser tan especial para él como para mi. Me invitó a sentarme junto a él y me indicó una baldosa en concreto de la pared de en frente, según él, iba a pasar algo inaudito que pasaba siempre ese día, a esa hora... Nada. Para él lo más intrigante de un mundo que no paraba de moverse y cambiar era que justo en un punto en concreto no sucediese nada, aquello me hizo comprender que el maestro tenía una edad venerable y si había sobrevivido tantos años no era solo por quedarse de brazos cruzados observando una baldosa. Siempre me sentía escuchado por él, y por extraño que me pareciese parecía que él también aprendía de mi. -¿Me aceptarías un consejo? -Me preguntó tas escuchar mi historia. -Claro, maestro... os lo rogaría incluso. -Aunque todo hombre tiende naturalmente hacia la analogía para definir su situación, no es la mejor idea cuando se trata de buscar sentido a la realidad... O siendo más prosaico, nunca fue correcto comparar con los demás para saber quien es uno mismo. Sopesé esas palabras una y otra vez, estaba segurísimo que las entendí, pero había algo que se me escapaba. -Odio las comparaciones... simplemente, no me encuentro. -Puede que te hayas obsesionado demasiado con encontrarte. -Alargó la mano izquierda para rascarse un hongo que le había crecido en la pierna y sonrió mostrándome un pequeño reloj de arena. -¿Ves esto?, me pasé días buscándolo por toda la ciudad, para descubrir al cabo que lo tenía justo en la mano. -Creo que lo entiendo... no buscar, lo que tenga que ocurrir ocurrirá... como darse cuenta que tienes algo tan cerca que no lo ves por creer que está lejos. -O más o menos eso entendí. -Me llamas "maestro", pero aún no te he enseñado gran cosa, ¿verdad? -Rió. -Ahí creo que os equivocáis vos... me habéis enseñado que hay otros caminos que los de ser esclavo... y eso lo aprendí al conoceros. Ahora sois maestro de verdad... -Las palabras me pertenecen, pero tu interpretación está más allá de mi influencia. Algún día serás tú quien trate de responder a la pregunta que te ha traído hoy hasta mí y, cuando llegue ese día, tú sí que serás capaz de responderla. -Entonces ya tengo un camino más... Sea como fuese es el de servir a mis hermanos de Catedral, sea para darles respuestas o sea para luchar... Le ayudé a levantarse, era hora de irse. Aún así se acercó a mi y posó una mano pesada sobre mi hombro. -Cada hombre es la estrella de otro hombre. -Remató a modo de conclusión. - Procura no olvidarte de brillar, Centraidy. Que la Fuente alivie tu Sed, mi joven amigo. Dichas aquellas últimas palabras y asentirle con sumo respeto creo que me olvidé de despedirme con palabras, se las había llevado todas él con esa última frase que me dedicó. Llegué a él apagándome y solo con una pequeña rama logró que mi fuego se reavivase, aquel que ya había notado una vez, en Castanica, cuando desee con todas mis fuerzas liberarme de las cadenas para volver... Lo primero que hice fue mandarle una misiva a una persona en concreto. Necesitaba un maestro, no solo de palabras, un maestro fuerte que me enseñase el arte de la lucha con la misma fiereza con la que me lo habían enseñado en Castanica, alguien firme, recto, con el mismo propósito que el mio, cuidar de sus hermanos. ¿Mi meta?, si llegaba a ser digno convertirme en su mano derecha, no habría mayor honor que esforzarse y entrenar por ello. No quería reconocimiento, ni mandar sobre nadie, solo quería ponerme una meta lo bastantemente alta para superarme a mi mismo y así mismo se lo dejé bien claro cuando la vi. ¿Obedecerla sin rechistar en todo lo que me propusiese?, ¿cómo aprender si no?, he sido toda mi vida esclavo, eso no iba a costarme. Sólo una frase hizo que aceptase mi propuesta, era tan fría y dedicada que el resto de la conversación le sobró: -"No me queda orgullo para saber que soy débil... pero me queda valor para reconocerlo y superarme..." Mi recompensa el día de hoy... unos pocos recuerdos traídos de los labios de la persona que fundió mis cadenas. -"Te esperaré... el tiempo que haga falta..." | |
| | | Centraidy
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| Tema: Re: El fuego romperá mis cadenas de esclavo... Miér Sep 18, 2013 10:25 pm | |
| Las últimas piezasAllí estaba de pie, en mitad de la calle que daba a las casas donde vivíamos, le miré de arriba a abajo. Una de las pocas cosas que me había comentado Jali de él era que vivíamos en una de las habitaciones que él nos alquiló. Notó que estaba siendo observado, se giró y abrió los ojos de golpe, tan abiertos como empezó a dibujarse su sonrisa, ancha y alegre, ¿le vi alguna vez así?, se veía radiante... Tampoco le recuerdo haber tartamudeado nunca, se le veía siempre tan fuerte y tan seguro de él mismo que me costaba reconocerle... "reconocer", eso significaba que antes le conocía. Me acerqué a él, me confesó que quería llamar a mi puerta, quería llevarme a aquel lugar que ya me comentó que debíamos visitar y entre sonrisas tiró de mi mano. -Al final fui solo a hablar con Yngrîd... se que te dije que iría contigo pero no quería mostrarme débil ante ella, quería saber hasta donde podía llegar. -¿Ah, sí?, ¿y qué tal fue? -Bueno, de confesarme que nunca le caí bien a conseguir un beso de ella... creo que fue bastante bien. -Incluso el recuerdo de aquello hizo que sonriese con levedad. -¿Un beso? -Casi exclamó extrañado. -En la mejilla... Que gracioso se puso entonces, apretó los morros como si fuese un crío enfurruñado al que acaban de tomr el pelo y no tuve más remedio que reír, él sonrió y siguió tirando de mi mano. -Ya te dije que era buena persona... -Bueno, eso no lo niego pero... ponte en mi lugar, ella es mi hermana de sangre, no una desconocida a la que tengo que llamar hermana... -Suspiré y le di la vuelta a la frase, creo que él me comprendía bastante bien. -Hablé también con Golliath, siempre le he contado todo a ese anciano... y siempre he visto respuestas donde no creía que habían... Terminé de comprender que no debía comprenderla, si no conocerla... Él no podía verme tan serio, así que volvió a sonreírme y tiró de mi. Llegamos a las afueras de la ciudad, a un claro donde un solitario árbol daba sombra a todas las flores a su alrededor. Desde aquella pequeña colina que terminaba en un ancho lago se podía ver a lo lejos una mansión, un arco de piedra, un puente, y más allá la casa de la noble elfa. De pronto, una frase que había olvidado golpeó mi mente al ver el paisaje: "Los lugares no son ni feos ni bonitos, eso lo son los recuerdos que construimos en ellos". Y un recuerdo afloró junto a esa frase en mi mente. Vi el rostro de Exodias delante de mi, preocupado. El elfo le había llamado y este alzó fuertes y poderosas plegarias hacia mi cuerpo, exactamente hacia mi estómago. Cerré los ojos al recordar la herida que cruzaba mi vientre, ¿por qué sentía tanto dolor y no procedía solo de la herida?, recuerdo que sentía tanto dolor en mis entrañas que quise arrancármelo y cuando quise darme cuenta una hoja atravesaba mi carne. Zarandeé la cabeza, no quería recordar eso pero la última imagen que vi antes de abrir los ojos de nuevo fue las lágrimas de él cayendo sobre mi pecho... Volví a la realidad, ahí estaba él como si nunca hubiese pasado nada, tumbado a mi lado dejando que el Sol bañase su morena tez. -¿Aún te parezco patético...? Abrió los ojos ante la pregunta, el astro se reflejó en ellos. -No quería que recordases eso... -(¿Entonces por qué me trajo aquí?) -Pensé para mis adentros. -No... no lo eres... No me creía ni capaz ni digno de corresponder a tus palabras... Así que solo quería hacerte daño para que te alejases de mi... quería verte de lejos.... que estuvieses ahí... pero vivo... -Ya da igual... -Dejé caer las rodillas en la hierba y me senté a su lado, cerrando los ojos y escuchándole. Él se levantó para estar a mi altura y buscó mis ojos con los suyos hasta encontrarlos. -Yo también hablé con ella, me abrió los ojos y me hizo comprender que aunque me quedase poco tiempo quiero pasarlo a tu lado... Le estaba mirando mientras le escuchaba, pero mi mente había viajado una vez más a otro de mis recuerdos y lo estaba trayendo de vuelta. Me vi a mi mismo pronunciar unas palabras que no llegaba a oír, unas palabras que al salir de mis labios me rompieron por completo. Quizás esas palabras tenían que ver con lo que me dijo la bruja sobre lo de estar completo, ya que perdí muchos trozos en aquel momento y no lograba recordarlas... Volví de nuevo a ver sus ojos delante de mi y lo que ocurrió tras oír esas últimas palabras de él solo quedarán para mis recuerdos, unos nuevos que forjaremos juntos... | |
| | | Centraidy
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| Tema: Re: El fuego romperá mis cadenas de esclavo... Miér Sep 18, 2013 10:27 pm | |
| El despertar del lobo[align=justify]-Esto pasa cuando solo hay columnas en una casa y sin paredes ni puertas que eviten que las ratas entren... Aquella voz se me metió en la cabeza penetrandome como si fuesen agujas. Era suave, a la vez que tranquila y susurrante, no parecía nada amenazante pero era fría, como el suelo donde estaba tirado. -¿Qué...? -Zarandeé la cabeza y miré a los lados aturdido, estaba en un descampado. -Pronto vendrán a por ti... Me desmayé. Cuando volví a abrir los ojos habían más personas y ella estaba allí, la madre de Jali, mi madre. -¡Espabila!. –Sonó un grito en mi cabeza tras golpearme en toda la cabeza con uno de sus puños uno de los guardias castanics. Enfoqué mi vista a la voz que hablaba con mi madre, recordé aquel hilo de voz como el que me hablaba antes y pude entonces recordarle. Le había visto en alguna ocasión... ¿pero dónde?. Aquel castanic parecía pequeño pero se podía presentir un potente veneno escondido en él. Descolgó su báculo de la espalda lentamente, como si vacilase ante el tiempo que me estaba dando antes de poder enfocar su figura de nuevo y poder centrarme en él. -Desenvaina… -Exigió mientras me rodeaba con cautela. -¡Mátale!... ya no le necesito para nada, me ha dado más problemas que ayuda... y todabía tengo una pequeña venganza que cumplir... -Ordenó mi madre a aquel extraño castanic de piel tan pálida como el mármol y ojeras pronunciadas. -Solo me divertiré un poco, mi señora... necesito alimentarme... -No tardes, Ala de cuervo. -Ordenó imperativa. Me fijé más, ¿aquel tipo podía contenerse de pie?, estaba tan arrugado que parecía un muerto con ojos de vivo y mientras se acercaba el frío de su aliento empezaba a notarse. Conocí al castanic hará pocos días, lo tenía visto de algún lugar pero nunca había tenido el “placer” de conocerle en esta medida. Por mucho que le ordenase aquella mujer él parecía que quería algo de mi y cuando la mujer se marchó dejando mi vida en sus manos desenvainé. Corrí hacia él blandiendo mis armas, él no parecía amendrentarse con tan solo aquel báculo y aquello me llamaba extrañamente la atención, tenía el mismo combatir de Jali... ahora no me extrañaba sabiendo quien le ordenaba. Las espadas chocaron contra una envestida de su magia violentamente, se apartaron, volvieron a golpearse y la sacudida electrica que propinó sobre mis armas hizo saltar chispas, nuestros rostros se acercaron hasta tocarse casi con las frentes pero le empujé con fuerza al sentirme incómodo, él trastabilló un par de zancadas hacia atrás pero mantuvo el equilibrio, juraría que no le vi pestañear. Comencé a notar algo que corría pro mis venas, como si mi cuerpo estuviese consumiendose por algún tipo de veneno o de corrupción mágica y bajé un momento la mirada al suelo, cuando quise darme cuenta le tenía frente a mi y me agarró por el cuello. -Duerme... -Le oí susurra en mi oído a la vez que llegaba a mi mente en forma de leve sopor. -Ugh... -Mis manos se movieron cogiendo la suya, abrí por completo los ojos cuando comencé a notar que la vida se me escapaba y no había sufrido ninguna herida importante. Lo más terrorífico que había vivido nunca lo estaba viendo ahora mismo con mis propios ojos. Vi que mis manos se iban consumiendo y perdiendo su color, notaba como los músculos de mis brazos empequeñecían y caían como piel por el peso mientras él... ¡Ahora le reconocí!, nunca le había visto con el aspecto mortuorio de antes pero ahora le recuerdo, ahora que la vida parecía estar volviendo a él gracias a mi... - “Vuelve...” -Escuché en mi mente. - “..........Vuelve...” -Como aquella vez que debía volver de Castanica. -“ ...................................Vuelve...”Vi en mi mente mis labios moverse como la última vez, me escuché, recuerdo las palabras que le dije, recuerdo todo lo que pasó, ¡le recuerdo!. -¡Una mierda!. -El lobo despertó... el puzzle se completó. Con mis últimas fuerzas le propiné un cabezazo que lo aturdí, y no me hizo falta magia para ello. Mis pies se movieron rápidos y giré sobre mi mismo haciendo una finta para golpearle en la cara con la empuñadura de la espada, le di con tanta fuerza y rabia que el cuerpo del castanic giró en el aire varias veces antes de caer al suelo y rebotar dos veces. La rabia que tenía acumulada para dar aquel golpe era demasiada, todo el pasado se me había acumulado en aquel combate, había perdido todo pensamiento de vista por un momento y mi cuerpo dejó de resentirse y actuó, se liberó. Oí a la vez que el cuerpo chocaba contra el suelo un fuerte golpe en uno de los árboles, me quedé frío, cuando caí en la cuenta de lo que había hecho el mundo se me vino encima, tragué saliva, no quería creer que le había arrancado la cabeza del mismo golpe, mi corazón se aceleró, no sentía nada, sólo mi respiración. Mis pies se movieron hacia el cuerpo del que empezaba a emanar sangre de dónde debía estar la cabeza, aunque la capa de él había tapado esa zona. A medio camino el cuerpo del castanic comenzó a levantarse con muchas dificultades, se recolocó la capa apartándosela y se llevó ambas manos a la cabeza, suspiré aliviado al verla en su sitio pero su rostro estaba cubierto de sangre, me había pasado realmente con ese golpe, él no lo merecía, pero caí en la cuenta, ¿qué era entonces lo que golpeó la pared…? Miré hacia el lado dónde había escuchado el golpe, en el suelo estaba su cayado sagrado partido, paró el golpe con tanta fuerza que este salió disparado. -¿Nunca te han dicho que no comas carne cruda? -Me dirigí a él con paso cauto haciendo rechinar mis dientes con rabia. Le vi tambalearse y caer al suelo. -Nadie... nada... se podía resistir... -Siempre hay una primera vez... -Estreché la mirada, solo pensar que se alimentaba de personas o de la vida... me ponía enfermo. Mis ojos se abrieron de par en par cuando vi su rostro, sus ojos se clavaron en los míos y también se abrieron cuando vio mi sorpresa, se llevó la mano al rostro, notó que le había reconocido, pude ver cierto miedo, temor. Se quiso apartar de mi de un golpe pero estaba muy mal herido y la sangre no dejaba de brotar de su cabeza. No consiguió alejarse mucho, en cierta manera empecé a sentir más pena por él que por todo lo que me había pasado a mi en estos últimos meses. -Mierda… -mascullé, noté mi pecho hinchado de asco y dolor, había sido un maldito egoísta. -Da igual lo que hayas visto… -Alzó la mirada con los ojos inyectados en sangre hacia mi. –Vas a morir. Sin ni siquiera dejarme respirar se abalanzó hacia mí con una daga en mano y girando en una finta que más parecía un baile exótico que un ataque, se deslizó con paso felino entre mi defensa pero pude poner el brazal de cuero por medio, por suerte su herida era grave y me dio una oportunidad de reaccionar. -¿Eso es resistencia…? –Estrechó la mirada, como si no le hubiese gustado lo que vio. Solo con un gesto un rayo de lo que creía fuego rasgó uno de mis muslos y luego otro en el mismo lado pero en el brazo, la sangre brotó de nuevo salpicando en el suelo, me había quedado aturdido con aquellos pensamientos y al notar el dolor me sacó de ellos a la vez que lancé un rugido y clavé mis ojos en él. Él me correspondió con otra sacudida eléctrica, pese no tener báculo aquella daga parecía canalizar su poder de una forma leve, pero como último recurso no estaba mal... típico de un arcano, aunque no lo era. Aún así volví a lanzarme contra él, aún no estaba derrotado y él iba a responderme unas cuantas preguntas sobre toda esta mierda que aún estaba tragando de mi familia. La idea era noquearle, así uno de los golpes cayó sobre una de sus sienes y lo tumbé de nuevo en el suelo, había perdido ya mucha sangre. Él se llevó la mano a la cara y empecé a dar tajos al aire mientras él solo me esquivaba, esta vez no quería golpearme, solo me paraba o esquivaba mis ataques. Poco a poco fui quedándome sin aliento, al igual que él, herido y cansado le miré extrañado, él sonrió. -¿De dónde sacas esa energía...? energía que ya no posees... -Eso es algo que un muerto como tú nunca sabrá... Algo se removió en el interior del castanic que tenía frente a mi, lo se porque las rodillas le temblaron un poco, pero se alzó con orgullo y se irguió para pronunciar sus últimas palabras, unas que hicieron que mi cuerpo volviese a quedar tendido sobre el suelo ante un sopor contra el que no pude luchar. "...........¿Volveré a abrir los ojos a su merced......?" | |
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