El despertar del cuervo-Harás lo que yo te ordene cuando yo te lo ordene... Ala de cuervo.
-Sirvo a los hijos de la llama, no me mancharé las manos con vuestros asuntos personales, mi señora... -Me incliné con respeto hacia ella y giré sobre mis talones para marcharme.
-No, Cuervo... soy una de sus miembros y como tal puedo convencer al resto para devolverte a la jaula de huesos de donde saliste... eso sí, en el mismo estado en el que te encontramos. -Ella se acercó para plantarse de nuevo frente a mi y mirarme a los ojos con ese odio que le caracterizaba.
-Pero sigue siendo un asunto personal... SI mataron a vuestro marido obtened vos la venganza, no involucréis a nadie demostrando lo débil que sois.
Un sonoro chasquido se oyó en toda la sala cuando hizo que mi rostro se girase mirando a una de las otras paredes de un golpe con la mano abierta.
-Desagradecido... -Se dio la vuelta haciendo girar la larga túnica y alzándola del suelo por la velocidad. -Yo misma redactaré una carta a mis hermanos del fuego... Acabas de...
-Lo haré... -Tuve que rendirme al final si no quería volver a morir. -Pero os pediré algo a cambio para no tener que informar yo a vuestros hermanos sobre una de mis misiones... en la cual detallaré con claridad la causa y el motivo que me llevaron a hacerla.. seguro que no están nada contentos con ello.
-Habla, maldito pajarraco de mal agüero...
-Terminad de resucitarme... no quiero seguir siendo un cadáver que se va descomponiendo por cada esquina teniéndose que alimentar de vida...
La mujer rió descaradamente ante mi.
-Vamos, Ala de cuervo... si es el atractivo que tienes... -Rozó las afiladas uñas por mi rostro haciendo que sangrase levemente por la fuerza que implicó en la caricia. -Sabes que necesito a todo el consejo para tomar esa decisión.
-Un trato es un trato...
-Bien, bien. Hagamos un trato... tú tráeme la cabeza de mi hijo y hablaré por ti ante el consejo aunque tengamos que cambiar la manera de tenerte atado...
-Me impresiona lo sincera que sois...
-Hablamos de negocios, ¿no?, me gustan claros y transparentes. -Declaró ella hasta con orgullo, era lo único que se tomaba en serio a la hora de hablar.
Asentí y me dirigí a la salida de la estancia para llevar a cabo mi parte del trato.
No fue nada difícil dar con él, me habían dejado las puertas abiertas, demasiado fácil incluso. Ese tal Golliath me ponía de los nervios, era realmente estúpido o tenía demasiada confianza en su gente...
Hasta la columna más grande y fuerte puedes derribarla si usas un poco la cabeza y así fue como en poco tiempo me hice con ese castanic, hijo de la señora Melindra. Le hice caer en la tentación de una dulce venganza por el rapto de su hermana y acabó en mis manos sin poder moverse, donde yo quería.
-Si que debe tenerme odio para haber vuelvo a Castanica solo para matarme...
-Os hacéis querer, mi señora... -Le contesté sin morderme la lengua, este tipo de cosas las detestaba, hacer el trabajo de otros era rebajarse hasta lo más bajo.
Me agaché al lado del castanic tumbado sobre el suelo y solo con un toque de mis dedos despertó del sopor al que le había sometido.
-Esto pasa cuando solo hay columnas en una casa y sin paredes ni puertas que eviten que las ratas entren...
El tiempo pasó mientras él y yo nos regalábamos todo tipo de insultos y golpes, y solo una cosa logró parar aquello antes que uno de los dos cayese.
-¿De dónde sacas esa energía...? energía que ya no posees... -Lo tenía bien claro, le había absorbido parte de su esencia para poder mantenerme en pie, pero él no parecía flojear y eso salía del alcance de mi comprensión, había algo...
-Eso es algo que un muerto como tú nunca sabrá... -El castanic escupió esas palabras en forma de sangre para no ahogarse con ella.
-Claro... Algo te ata... Esos sentimientos de los que alardeáis... no duelen, pero tampoco te hacen fuerte... -Es que no tenía forma de entenderlo alguien que dedica su vida a los libros, era algo que no se podía estudiar.
-Tú también los tienes, solo que no sabes usarlos... Ahora mismo desesperación, y eso es un tipo de sentimiento.
-¿Desesperación? -Reí. -No me hagas reír...
-Haces esto por algo y estás viendo que no puedes... ¿qué te hace querer matarme si ni me conoces...?
En el momento que quise dejar de escucharle un conjuro se materializó solo y el cuerpo del castanic quedó tendido de nuevo ante mi en aquel sopor, no había avanzado nada, estaba tal como empecé.
Miré mi mano, cerré el puño. Estaba revitalizada y solo me ataba a esto dejar de alimentarme así algún día.
-No... prefiero que el consejo se entere y sepa el porqué maté a Melindra... no quiero ser su juguete...
Para mi sorpresa el castanic se empezó a levantar solo.
-¿Qué demonios...?
-Entonces hagámoslo juntos... al menos tenemos eso en común... Tú me darás lo que me prometiste para venir aquí y tú serás libre... -Terminó de levantarse, ¿tan fuerte era lo que le ataba a estar despierto?.
-Tsk... Solo por esta vez, Centraidy....
Lo último que se supo de aquella bruja castanic era que lo perdió todo antes de morir... incluso a su querida hija...